jueves, 11 de agosto de 2011

Piel color Miel


Hace unos meses, el día de mi cumpleaños, un amigo me regalo un cómic del que desconocía su existencia. Su nombre: “Piel Color Miel”, un cómic autobiográfico dibujado por Jung Kim Jun donde nos relata cada uno de sus recuerdos desde que entró en el orfanato hasta su adopción por una familia Belga que cuidó de él hasta su mayoría de edad.
La historia me emocionó, me conmovió y me conmocionó el hecho de que algo tan simple como puede aparentar ser una adopción oculte grandes problemas de los que muy pocos se atreven a hablar. La falta de identidad, la búsqueda de las raíces y las diferencias raciales a las que se enfrenta un bebé según avanzan los años es algo totalmente indescriptible y más aun el hecho de que un país que da pasos de gigante hacia el futuro tecnológico, se plantee aún dedicar campañas multitudinarias para este hecho. La guerra entre las dos Coreas partió sus corazones y sus territorios en dos, familias enteras separadas, tópicos de todas las guerras que concluyeron en adopciones en masa, una situación difícil de digerir pero que con cuatro viñetas Jung consigue mostrárnosla.
La guerra destrozó el país y la conciencia de sus habitantes y, al menos a mí, esas 4 viñetas hacen que se me parta el alma en dos. Los sentimientos de los propios coreanos no se diferencian de los nuestros, y como bien sabéis incluso hoy en día cualquier hecho referente a aquellos años se trata de ocultar/apartar con la intención de no dañar la psicología colectiva.
Jung lo explica con total claridad y las propias encuestas coreanas no mienten de que las adopciones son la forma más beneficiosa de que esos niños sean capaces de ser felices y tener una vida digna, no por ello ocultan el “negocio” que ocultan tras de sí estas transacciones.
España es ahora mismo el octavo país europeo con más adopciones de niños coreanos porque, aunque nos cueste creerlo, casi el 15% de la población infantil coreana forman parte de niños huérfanos o abandonados en orfanatos. Un 15% es un porcentaje muy elevado, demasiado elevado diría yo, niños abandonados por falta de recursos, abandonados por madres solteras menores de edad,  por diversas situaciones en las que niños que desde semanas de vida a los 5 años de edad acaban en orfanatos a la espera de alguien que pueda acogerles.
2 años tenía Kim cuando sus padres españoles la adoptaron hace ya 20 años. Esta joven coreana con quien he tenido la  suerte de compartir varias conversaciones ha vivido en Barcelona desde siempre y ahora con 22 años no hace más que preguntarse quién es, de quién es el reflejo de esa piel color miel que ve en su espejo. Desde hace 2 años estudia coreano para viajar a su país de origen el próximo 2012 y es incapaz de decir lo que sentirá al pisar el suelo de Incheon. Las lágrimas recorren sus mejillas cuando trata de explicar lo que sus padres españoles (para ella, sus únicos y verdaderos padres) trataban de explicar a una niña el por qué de sus ojos rasgados.
Al contrario que el escritor de Piel Color Miel que a día de hoy todavía no ha pisado Corea, Kim quiere con todas sus fuerzas visitar su país, recorrer sus calles y conocer a sus gentes. Yo tan sólo puedo animarla a continuar y desearla toda la suerte posible en su nueva aventura, ella a su vez no hace más que agradecer a sus padres y a las adopciones el hecho de que hoy en día sea quien es y que un país tan lejano de su origen sea hoy su hogar.
El próximo día 20 de Noviembre, Día de la Infancia, España promoverá su hermandad con Corea del Sur para facilitar la adopción a muchas parejas españolas y con ello una “segunda oportunidad” a tantos y tantos niños abandonados y que con ello, podamos ver sus bonitas sonrisasreflejadas en las fotos que formaran sus recuerdos, esta vez sí, buenos y felices recuerdos.

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